Las generaciones más jóvenes de Estados Unidos y otras naciones desarrolladas se preocupan cada vez más por las tendencias económicas que amenazan con poner en peligro su futuro financiero. Estados Unidos lucha contra el aumento de la deuda nacional, lo que genera temores de que el dólar pueda perder su condición dominante como moneda de reserva mundial. Esta cuestión se complica aún más por las políticas que favorecen el dinero fácil y los importantes déficits presupuestarios, lo que puede conducir a enfoques sesgados de la economía política, como la Teoría Monetaria Moderna (TMM).
La emisión de monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) puede ayudar a los países desarrollados, incluido Estados Unidos, a contrarrestar estas tendencias. Las CBDC son formas digitales de dinero emitidas por bancos centrales, a diferencia de las criptomonedas descentralizadas como Bitcoin. Se presentan en formatos públicos e institucionales, y sirven como reemplazo digital del efectivo físico y facilitan transacciones interbancarias más fluidas.
Las principales economías del mundo siguen acumulando grandes déficits presupuestarios cada año, principalmente para sostener los programas de prestaciones sociales existentes. Utilizan el estímulo fiscal como una solución a corto plazo para el lento crecimiento del producto interno bruto (PIB) sin un aumento correspondiente de los ingresos fiscales.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) predice que, si las tendencias actuales continúan, en los próximos 30 años el déficit presupuestario federal promedio de Estados Unidos aumentará hasta el 8,5% del PIB y la deuda nacional se disparará hasta el 166% del PIB. Dada esta trayectoria, lograr un superávit presupuestario parece cada vez más difícil.
Para empeorar las cosas, las tasas de interés subirán para respaldar la creciente carga de la deuda, lo que limitará la capacidad del gobierno para financiar sus programas de prestaciones sociales. Este escenario sugiere una posible desaceleración del crecimiento económico y una escalada de los desafíos fiscales.
El aumento del costo del servicio de su creciente deuda obligará al gobierno a aumentar los impuestos o reducir el gasto, lo que complicará aún más la gestión económica. La elevada deuda pública también podría desviar ahorros de las inversiones productivas, lo que obstaculizaría el crecimiento económico a largo plazo. Si el crecimiento económico no alcanza a la acumulación de deuda, Estados Unidos puede enfrentar inestabilidad financiera, incluidas posibles disaster o la necesidad de una reestructuración de la deuda. Por lo tanto, gestionar la política fiscal, la inflación, el crecimiento del PIB y la deuda sigue siendo una tarea essential, aunque compleja.
La gestión eficaz de la deuda es esencial para evitar alzas significativas de los tipos de interés y garantizar la estabilidad económica. Sin embargo, recurrir a políticas de “dinero fácil” y a un endeudamiento excesivo podría dar lugar a estrategias políticas y económicas influidas por la TMM, que promueve el gasto público financiado con la creación de dinero para lograr el pleno empleo y se centra menos en los déficits, a menos que estimulen la inflación. Un cambio de este tipo podría afectar profundamente a la estabilidad económica y a la posición financiera internacional de Estados Unidos.
Los peligros de la TMM
Si la TMM adquiere mayor influencia en la política económica, alterará radicalmente la forma en que se formulan las estrategias fiscales. Según la TMM, la función principal de los impuestos es gestionar la inflación y asignar recursos de manera más eficaz. Esta teoría también promueve un cambio en la prioridad de la Reserva Federal, que pasa de las políticas monetarias convencionales a una intervención fiscal más directa. En efecto, la TMM habilita un gasto gubernamental sustancial en programas sociales y ambientales, porque afirma que la creación de dinero puede respaldar ese gasto sin consecuencias negativas hasta que la inflación se convierta en un problema acuciante.
Afortunadamente, la TMM no ha obtenido una aceptación generalizada entre los principales economistas del mundo desarrollado. Aun así, el entorno político suele favorecer las soluciones directas y de corto plazo sugeridas por los responsables de las políticas, en lugar de alternativas más matizadas y lógicas. Esta tendencia plantea un riesgo significativo para el liderazgo económico world a largo plazo de los países desarrollados.
El papel basic del dólar en las finanzas mundiales
Los problemas económicos estructurales de Estados Unidos se remontan a las presiones inflacionarias de la década de 1970. Estos problemas se solucionaron con las políticas neoliberales de la década de 1980, que, a pesar de sus defectos, aprovecharon el papel central del dólar estadounidense en las finanzas mundiales. Este papel se consolidó con la globalización y los avances de los mercados financieros en la década de 1990. Sin embargo, la period del crecimiento económico se detuvo bruscamente con la disaster financiera mundial de 2008. Curiosamente, esta disaster reforzó la reputación del dólar como activo de refugio seguro, canalizando el capital world hacia los bonos del Tesoro estadounidense en medio de una turbulencia económica generalizada.
Hoy en día, el dólar estadounidense sigue siendo el principal activo de las reservas mundiales, respaldado por importantes inversiones extranjeras en bonos del Tesoro. Países como Japón y China poseen activos sustanciales para gestionar sus monedas y respaldar los superávits comerciales. Si bien el dólar representa más del 60% de las reservas mundiales de divisas, la creciente deuda nacional amenaza su estabilidad, lo que pone de relieve la necesidad de una gestión cuidadosa.
Los costos de los intereses de la deuda federal han superado el gasto militar de Estados Unidos, lo que podría llevar a reducciones que debilitarían la capacidad de las fuerzas armadas para proteger las rutas comerciales y garantizar la estabilidad geopolítica, factores clave que tradicionalmente han mejorado el atractivo de Estados Unidos para la inversión y la confianza económica. Mantener esta estabilidad es important para que el dólar siga desempeñando un papel en el comercio internacional y como principal moneda de reserva. Esto, a su vez, permite a Estados Unidos influir en las políticas económicas globales, imponer sanciones económicas y dar forma a las tendencias económicas a nivel mundial.
El predominio del dólar facilita y abarata el endeudamiento internacional, lo que genera una fuerte demanda de activos denominados en dólares y ayuda a mantener bajas las tasas de interés. Sin embargo, si el predominio del dólar comienza a desvanecerse, Estados Unidos podría tener dificultades para afrontar sus déficits, lo que conduciría a una disminución de su influencia económica world. Casi el 90% de las transacciones internacionales se realizan en dólares estadounidenses o euros.
Cualquier cambio importante hacia la “desdolarización” sería doloroso no sólo para Estados Unidos sino para el mundo, y podría reducir la calidad de vida financiera del individuo promedio. Para contrarrestar esta tendencia se requieren dos acciones principales: primero, Estados Unidos debe adoptar una disciplina fiscal más estricta, estabilizar los programas de prestaciones sociales y aumentar los ingresos fiscales. Segundo, debe concentrarse en modernizar y digitalizar el dólar estadounidense. Si el dominio del dólar disminuye, la capacidad de Estados Unidos para gestionar sus déficits y mantener su poder económico se verá seriamente afectada. La thought de que las criptomonedas descentralizadas podrían dominar los flujos financieros globales sigue siendo inviable.
La thought de que Bitcoin u otras criptomonedas puedan reemplazar a las monedas fiduciarias tradicionales es un tema de debate. ¿La razón? Tendría importantes implicaciones para los mercados crediticios. Si las criptomonedas toman el management, los bancos podrían perder su posición como intermediarios, lo que podría reducir su influencia en la creación de crédito. La alta volatilidad de las criptomonedas como Bitcoin podría aumentar el riesgo crediticio, dificultando la gestión del riesgo y desalentando la participación en el mercado.
Además, sin las herramientas de los bancos centrales para ajustar las tasas de interés y controlar la inflación, la gestión de los ciclos económicos y los costos del crédito se tornaría más difícil. Este cambio requeriría mejoras sustanciales en la infraestructura digital, en specific la ciberseguridad, para garantizar transacciones seguras y confiables. En las economías menos estables, la gente suele preferir monedas de reserva establecidas, como el dólar estadounidense o el euro, a los volátiles criptoactivos. La pérdida de las herramientas tradicionales de política monetaria, como los ajustes de las tasas de interés, plantea un grave riesgo si las criptomonedas se adoptan ampliamente. Estas herramientas no se pueden aplicar a las monedas descentralizadas, lo que podría conducir a una inestabilidad de los precios internos, especialmente en el caso de las importaciones, cuyos precios podrían oscilar enormemente en función de las fluctuaciones del mercado de criptomonedas.
Además, la naturaleza especulativa de las criptomonedas puede generar burbujas y desplomes económicos, lo que podría empeorar las disaster financieras en lugar de aliviarlas. Debido a su adopción limitada en escenarios del mundo actual, no están bien equipadas para proporcionar crédito o liquidez en tiempos de disaster. Además, su infraestructura subdesarrollada restringe su capacidad para satisfacer las necesidades de un sistema financiero world bajo presión.
Entran las CBDC
Estados Unidos y otras economías avanzadas necesitan soluciones sofisticadas y un sistema bancario central sólido para enfrentar los desafíos financieros que se avecinan. En consecuencia, las monedas fiduciarias tradicionales están destinadas a evolucionar hacia CBDC a través de la tecnología digital.
La Reserva Federal está explorando la posibilidad de crear una CBDC, aunque se ha enviado al Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos del Senado un proyecto de ley que les prohibiría crear una. Una CBDC mejoraría la recaudación de impuestos y generaría una transparencia que permitiría ajustes fiscales más justos, lo que contribuiría a estabilizar la deuda nacional.
Las CBDC pueden reducir los costos y el tiempo de las transacciones, acercar los servicios financieros a quienes no tienen cuenta bancaria y atraer a las generaciones más jóvenes que prefieren las transacciones digitales. Conservan el management del banco central sobre la oferta monetaria y, al mismo tiempo, aumentan la transparencia, lo que podría llevar a un mayor escrutinio público y rendición de cuentas. Además, las CBDC permiten un management más preciso del flujo de dinero, lo que mejora significativamente la eficacia de las políticas monetarias.
El futuro económico de Estados Unidos y de la economía mundial depende en gran medida de que el dólar estadounidense preserve su papel como principal moneda de reserva mundial. El desarrollo de una CBDC estadounidense es un paso basic en esa dirección. Una CBDC estadounidense ampliaría el acceso world al dólar, en specific en regiones con sistemas financieros subdesarrollados o inestables, reforzando así su condición de moneda de reserva. También podría estimular la creación de productos y servicios financieros innovadores, aumentando la ventaja competitiva de los mercados financieros estadounidenses.
Los beneficios estratégicos de una CBDC superan significativamente los desafíos, lo que la hace essential para mantener el liderazgo económico de EE. UU.
Una CBDC estadounidense agilizaría las transacciones, mejoraría la recaudación de impuestos e impulsaría la transparencia fiscal, fomentando así un crecimiento económico sostenible. También podría contrarrestar las amenazas que plantean las criptomonedas descentralizadas.
Para mantener el liderazgo económico de Estados Unidos y la estabilidad financiera mundial es basic equilibrar la disciplina fiscal estratégica con los avances en materia de monedas digitales. A medida que evolucionan los sistemas financieros, preservar el predominio del dólar estadounidense exigirá una gestión hábil de las políticas y la integración de tecnologías de vanguardia.