“No creemos que nos hayamos equivocado. Creemos que llegamos temprano”.
Una respuesta que da vergüenza ajena y hace sonar las alarmas entre los consultores de inversiones.
La mayor inflación, la mayor volatilidad del mercado y las tasas de interés nominales más variables son oportunidades importantes para los gestores activos que pueden demostrar su valor con productos diferenciados y centrados en el cliente. Pero, como la gestión activa está bajo un escrutinio constante, los gestores de inversiones se ven sorprendidos por preguntas más difíciles de un mercado de asignadores cada vez más sofisticado. ¿Está preparado para su próximo desfile de belleza?
La conversación cambiante entre asignadores y gerentes
Recientemente me reuní con los expertos en selección de gestores Evan Frazier y Joe Wiggins. Durante nuestra conversación, compartieron las preguntas difíciles que los consultores de inversión y los asignadores de activos están haciendo ahora a los posibles gestores. Frazier, CFA, CAIA, es analista de investigación sénior en Marquette Associates en Chicago y Wiggins es director de investigación en St. James’s Place en Londres y autor de un fashionable weblog sobre el comportamiento de los inversores.
Las siguientes son cuatro de las preguntas más productivas y desafiantes, así como la motivación detrás de ellas.
Si tuvieras que ejecutar tu estrategia sistemáticamente como un algoritmo, ¿cómo lo harías?
Wiggins analiza tres aspectos principales a la hora de evaluar a un gestor de cartera:
Las creencias del gerente sobre los mercados y su ventaja competitiva, el proceso de toma de decisiones del gerente y su coherencia con sus creencias, y los resultados generados por esas creencias y procesos.
Esta pregunta se centra en el proceso del gerente. La respuesta del gerente revela hasta qué punto ha pensado en el mejor uso de su energía humana y hasta qué punto ha adoptado la tecnología para hacer las cosas que se pueden hacer de manera sistemática.
¿Cuáles son algunos de los errores que ha cometido a lo largo de la historia de la estrategia o de su gestión? ¿Cómo ha reaccionado?
“A todo primer ministro le encanta hablar de los ganadores que ha tenido, y puede hacerlo”, señala Frazier. “Pero creo que es útil tener una concept de cuándo las cosas no salieron como esperaba”.
Los asignadores quieren oír, e idealmente ver, pruebas de que el gestor ha reflexionado sobre sus errores sin echarle la culpa a la mala suerte. Les interesa entender qué lecciones se han aprendido y cómo se están aplicando esos conocimientos para lograr mejores resultados en el futuro. Demostrar humildad, responsabilidad y objetividad es de gran ayuda para los inversores sofisticados de la actualidad.
Suponiendo que su desempeño reciente no es necesariamente un buen indicador de su nivel actual de habilidades, ¿cómo mide el éxito de su toma de decisiones?
Esta es una de las preguntas preferidas de Wiggins desde la perspectiva de los resultados. No busca una respuesta específica. Quiere saber si el gestor de fondos ha pensado en esta pregunta porque proporciona información sobre la filosofía y el enfoque que sustentan su estrategia.
“Si opinaran que el desempeño de un actor es todo lo que se necesita saber para evaluar si alguien tiene habilidades o no, sería increíblemente escéptico”, afirma.
Esto llega al corazón de nuestro índice de referencia Alfa Conductual: mira más allá de los retornos históricos y los efectos de la suerte para medir la habilidad demostrada de un administrador de cartera en una variedad de tipos de decisiones de inversión.
¿Cómo ha evolucionado su proceso de inversión a lo largo del tiempo?
Frazier y Wiggins coinciden en esto. Los inversores quieren ver que el gestor toma constantemente decisiones alineadas con la filosofía del fondo, pero también esperan que el proceso de inversión evolucione a medida que avanza la tecnología.
“Está claro que ningún inversor tiene un proceso impecable o perfecto”, señala Wiggins, pero advierte que un cambio en el proceso no debería basarse únicamente en un único y doloroso ejemplo. “Realmente es necesario crear una base de evidencia y reconocer patrones en el proceso y la toma de decisiones sobre dónde se pueden hacer mejoras”.
Cada vez más, los gestores activos se están dando cuenta de que ya no existe una ventaja competitiva en ser más inteligente que los demás o incluso en tener acceso a mejor información. Como he comentado anteriormente, lo que queda es el “alfa conductual”: los rendimientos excedentes que se pueden generar al “conocerse a uno mismo” y centrarse más en la superación private que el resto. Y eso empieza por hacerse preguntas difíciles.
Está claro que el panorama de la gestión activa de fondos está cambiando. La transparencia está aumentando, los datos son más accesibles y abundan las alternativas más baratas. Los gestores que se ven sorprendidos por las preguntas más difíciles que plantea el sector sofisticado del mercado de los asignadores se encuentran en una desventaja evitable. La buena noticia es que una nueva generación de asignadores y gestores de fondos está más comprometida que nunca con la mejora continua, fomentando verdaderas asociaciones y haciendo lo mejor posible para los inversores finales.