El mercado de valores atraviesa un período de incertidumbre y el apetito por el riesgo muestra signos de menguar.
Los inversores están lidiando con señales contradictorias, como lo demuestra la falta de una dirección clara en la proporción de acciones de beta alta (NYSE:) y acciones de baja volatilidad (NYSE:).
En el pasado, el renombrado economista estadounidense Robert Shiller abordó la cuestión de si los precios de las acciones reflejan realmente los fundamentos subyacentes.
Su investigación reveló una desconexión significativa: los precios de las acciones muestran una mayor volatilidad y no siempre se alinean precisamente con los fundamentos.
Esto pone de relieve el potencial del mercado de valores para un comportamiento irracional, con exuberancia irracional y pesimismo injustificado que conducen a oscilaciones de precios.
Por lo tanto, los inversores suelen encontrar consuelo en el desempeño histórico del índice. Calculando la rentabilidad anual media desde 1950, podemos visualizar este dato en el siguiente gráfico:
Si bien las fluctuaciones son inevitables, la tendencia normal del índice suele ser ascendente. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el desempeño de cada año es único. El análisis de años individuales dentro de este promedio revela diversas tendencias, que conducen a rendimientos variables.
No existe un año promedio en el mercado de valores.
La incertidumbre acecha, pero ¿podría aún reanudarse el mercado alcista?
A día de hoy, en medio de tensiones geopolíticas, incertidumbre sobre las ganancias, inflación acelerada y la dinámica estacional recurring, las acciones están bajo presión.
Si bien la relación entre el índice S&P 500 y el (NASDAQ:) alcanzó máximos históricos después de que el mercado alcanzara su punto máximo en marzo, parece estar revirtiendo su rumbo desde la semana pasada. Sin embargo, este retroceso no necesariamente indica el ultimate de la tendencia alcista que comenzó en 2020.
Gran parte de la precise consolidación del mercado de valores probablemente se deba a una liquidación psicológica. Después de un repunte estelar de seis meses en el que los principales índices alcanzaron nuevos máximos, es pure ver un retroceso saludable. La volatilidad durante esta fase es simplemente una parte necesaria del proceso.
¿Vender en mayo y desaparecer en 2024?
El dicho “vende en mayo y vete” suele resurgir a finales de abril o principios de mayo. Sin embargo, los datos históricos sugieren una historia diferente. Si bien los meses de verano pueden experimentar algún movimiento a la baja, estadísticamente, los próximos 3 meses (junio-agosto) suelen generar rendimientos positivos.
La actuación de mayo marcará la pauta para 2024
Un rendimiento positivo en mayo puede ser un buen indicador para el año. Desde 1982, en los años con un desempeño positivo en mayo (entre 6,5% y 9,5% de aumento), las tendencias positivas continuaron durante el resto del año aproximadamente el 90% del tiempo, con un aumento promedio del 13%.
Sólo 1987, 2011 y 2015 desafiaron este patrón, terminando el año a la baja a pesar de los retornos positivos en los primeros cuatro meses.
Predecir el futuro sigue siendo una tarea imposible. ¿Se trata de una corrección típica o del inicio de un mercado bajista? Sólo el tiempo dirá si el retroceso precise significa un cambio o simplemente una pausa saludable en la carrera alcista en curso.
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Descargo de responsabilidad: este artículo está escrito únicamente con fines informativos; no constituye una solicitud, oferta, consejo o recomendación para invertir como tal y no pretende incentivar la compra de activos de ninguna manera. Me gustaría recordarles que cualquier tipo de activo, se evalúa desde múltiples puntos de vista y es altamente riesgoso y por tanto, cualquier decisión de inversión y el riesgo asociado queda en manos del inversor.